Para que
Los ejercicios espirituales se hacen para tomarse el Evangelio de Jesucristo en serio.
Para romper las ataduras interiores que nos impiden ser verdaderamente libres para amar.
Para descubrir el verdadero rostro de Dios, el que nos enseña Jesús.
Para percibir el modo concreto en que Dios nos invita a amar y servir.
Para no contentarnos con una vida mediocre, a medio gas, y llenarla de todo el sentido.
Para ir más allá de las ideologías, de las buenas intenciones, de las emociones pasajeras y saborear una verdad gozosa que permanece…
Para quién
Los Ejercicios Espirituales no son para gente buena, que además se lo sabe, y no siente el aguijón de un “más”. No son para espíritus conformistas, ni para aquellos que lo quieren todo sin renunciar a nada.
Son para gente capaz de poner en juego lo que tiene para perseguir lo que ama, con un talante emprendedor y arriesgado en correspondencia con una apuesta existencial de gran calado.
Cómo
Los Ejercicios son moldeables, se acomodan a quien los hace, en retiro y en la vida diaria, con acompañamiento personal o grupal, online o presencial. Los procesos pueden durar desde unos días hasta un mes en silencio, o varios años en la vida cotidiana.
Siempre hace falta reservar un tiempo para la oración personal, para la intimidad con Dios, con la ayuda de las orientaciones que proporciona la persona que los da.